Planificación de infraestructuras de transporte

(Los números de artículos hacen referencia al borrador con fecha de 10/11/2018.)

En el art. 22 no sólo deberían tenerse en cuenta la amenaza que supone el CC, sino también el irreversible declive de los combustibles fósiles, en especial el petróleo, en el que se basa más del 90% del transporte actualmente. Así, por ejemplo, modalidades de transporte como el AVE, no apto para transportar mercancías y muy dependiente de un alto consumo energético, deberían ser cuestionadas. Ampliaciones de aeropuertos deberían ser paralizadas, así como la construcción de nuevas vías para el tráfico rodado, a la vista de la necesaria reducción del transporte por carretera como consecuencia de dicho declive del petróleo. Se reconsiderará toda nueva inversión para la construcción de carreteras o autovías de alta capacidad. Se reconsiderarán también las obras en curso de este tipo de vías.

La AIE en su último informe anual (WEO 2018) estima en 13 millones de barriles diarios la caída de la producción de petróleo convencional de aquí hasta 2025. Aunque un gran impulso en las inversiones que tuviera éxito pudiera alterar este pronóstico, algo que hoy despierta dudas, no parece realista ni seguro apostar por un modelo de transporte de continuidad basado en una materia prima en el umbral histórico de su declive geológico. Además, las emisiones asociadas al ciclo de vida de este tipo de transporte son muy elevadas con lo que su uso y promoción van en detrimento de las metas de reducción de emisiones de la ley.