Crecimiento del PIB, descenso del consumo de energía y el papel de la intensidad energética
Realicemos algunas aproximaciones cuantitativas para ver lo que las pretensiones de reducción de consumo energético implicarían: el grado exacto del descenso económico asociado al descenso energético, dependerá de la evolución de la intensidad energética que mide precisamente dicha correlación, y de cómo evolucione el propio PIB. Así, si el PIB creciese al 1% anual y la intensidad disminuyese al 1% anual, tendríamos un 0% de ahorro derivado de la reducción de la intensidad energética del sistema productivo. Si el PIB decreciese al 1% anual y la intensidad disminuyese al 1% anual, no se alcanzaría el 30% de ahorro. En una economía estancada (ΔPIB=0%) se necesitaría que la intensidad energética cayese a un ritmo del 3,5% anual, lo que no se ha producido nunca en la historia durante 12 años seguidos (en el periodo 2000-2013 la intensidad primaria bajó un 16%, poco más del 1% anual, a pesar del estímulo de los años de precrisis y crisis 2005-2009). Pero, si se pretende mantener el crecimiento del PIB, entonces dicho objetivo de reducción del consumo es sencillamente imposible. El borrador de la LCCTE no hace explícitos estos cálculos ni incluye ninguna gráfica de cómo ha evolucionado la intensidad energética hasta ahora ni de cómo debería evolucionar para que sus objetivos fuesen factibles. Esto supone un punto muy débil de los presupuestos de la ley que condiciona totalmente la factibilidad de sus objetivos.